domingo, 9 de noviembre de 2014

LA TRISTE REALIDAD DE LAS ELECCIONES UNIVERSITARIAS

Por Jefferson Valdivia

Desde que tengo uso de razón me gustó la política. Me crié en un ambiente donde hablar de política era muy común, tuve como un gran referente a mi abuelo materno Nazario Asenjo (QEPD), quien desde que era muy pequeño me conversaba de política como si fuese una persona de su edad. Eso me ayudó a ser crítico, eso me ayudó a ser analítico, fue aquello lo que me enseño a no ser indiferente a la política, fue aquello lo que me ayudó a entender la necesidad de la política como medio para lograr objetivos,  fue aquello lo que me empujó a estudiar cinco años de mi vida, en la universidad en la cual yo quise estudiar y finalmente, fue en conjunción de todo aquello que me permito escribir unos párrafos con respecto a un tema del cual no puedo ser indiferente, con el perdón y la venia de los “expertos”.

Me puedo dar el gusto de decir, a diferencia de muchos que disparan comentarios, que acabé mi carrera en la universidad en la cual yo quise estudiar, en la universidad que yo elegí desde un inicio y por tanto en la universidad a la que defendí y defenderé en todas sus instancias. Tengo que dejar en claro que el siguiente artículo no funda su idea central en escupir letra a grupos políticos de las universidades, menos de la mía, porque no es mi intención seguir friccionando más aun el bloque estudiantil que tan dañado está.

 

sábado, 25 de octubre de 2014

EN EL RECUERDO

Por Jefferson Valdivia

De pronto Jaime se levantó de la cama, por alguna extraña razón se sentía desanimado, era uno de aquellos fines de semana que solía tener entre amigos y diversión, sin embargo la noche anterior había sido la excepción. La salida con sus amigos le pareció entretenida pero algo por dentro lo hacía sentir medio desanimado, a tal punto que para sorpresa de todos se retiró de la reunión más temprano de lo normal. Aquella noche tuvo problemas para conciliar el sueño, una sensación extraña lo embargaba por dentro y luego de batallar por un par de horas con el silencio, finalmente y a duras penas pudo quedar dormido.

Durante los primeros minutos luego de despertarse, Jaime se la pasó recostado en su cama, no era algo normal en él perder varios minutos recostado, algo extraño estaba sucediendo, pero en realidad lo peor estaba por suceder.

 

domingo, 17 de agosto de 2014

DIA DEL NIÑO

Por Jefferson Valdivia

Hoy se celebra el día del niño y no tuve mejor idea que escribir un poco acerca de aquellos recuerdos que se vienen a mi mente de mi niñez.

Que puedo escribir, lógicamente todas aquellas vivencias que uno guarda con cariño de esa etapa no se podrían resumir en un post. En los años 90 (aunque suene gracioso escribirlo así), pasaba por aquella etapa en la cual todos la viven de diferentes maneras. Me tengo que considerar un afortunado por haber nacido por esos años, ya que la niñez se encontraba en un proceso de transición entre aquellos infantes que aún jugaban en las calles o se entretenían de una manera diferente, a lo que actualmente vemos, un grupo de niños que cada vez aspiran a crecer más rápido y normalmente (no podría generalizar) viven pegados a consolas de video, Smartphone o a juegos online. Aunque entrar a tallar en este tema puede ser polémico, ya que cada uno vive su etapa como mejor le parezca, tengo que afirmar que no tengo nada que envidiar a esta generación.

Aún recuerdo aquellos maravillosos años. Solía estudiar a 3 casas de mi colegio primaria por lo que levantarme para ir a estudiar nunca fue un problema. Tuve una educación exigente entre mis horarios normales de clases y las tardes con las típicas tareas, pero a pesar de eso siempre había tiempo para salir a jugar.

“Jeffer”, escuchaba por mi ventana cuando acababa mi tarea y me alistaba para salir a jugar, asomaba mi cabeza y veía a mis camaradas afuera, esperándome con una pelota para ir a jugar donde podíamos hacerlo, o por lo menos donde no nos botaran los vecinos. Me causa gracia recordar aquella vez que rompimos un vidrio gigante en la casa de una vecina jugando el famoso “mete gol tapa”, en aquel momento recuerdo haber corrido a una velocidad impresionante hasta la otra cuadra con mis amigos, ingenuamente pensando que no se iban a dar cuenta de quienes habían sido (éramos los únicos niños de la cuadra). Resignados todos mirábamos por nuestras ventanas cuando veíamos afuera a nuestros padres juntando el dinero para comprar un nuevo vidrio. O recordar con nostalgia el denominado “cementerio”, una especie de calle ancha que muchas veces usamos como campo de futbol con aquellos famosos arcos de piedra o ladrillos y que fue testigo de innumerables pelotas reventadas cuando un mal disparo las llevaba a la avenida para acto seguido ser aplastadas por los autos. O al famoso vecino de la esquina que cuando jugábamos fuera de su casa de vez en cuando salía con su trinche de acero con la intención de reventar la pelota.

Y ni que hablar de las temporadas de canicas o trompos. Aquellas pequeñas esferas de diferentes colores que solían ser llenadas en botellas con la intención de llevar un mejor orden y control. Habían de diferentes colores y aún recuerdo con nostalgia a las más ambicionadas por todos, las famosas “lecheras” por ser blancas y según todos, de buena suerte. Recuerdo las rodillas negras de todos, cuando luego de horas de intenso juego y de tanto estar arrodillados al suelo para jugar acababan de ese color, sin importarnos nada. Los tiempos de trompo y guaraca, aquella curiosa pieza de madera o de pino que tantas alegrías nos trajo. Los rompe trompo, las cocinas, los quiñes, la “voladita” y un sinnúmero de cosas que uno podía hacer y que nos mantenía muy entretenidos.

Luego de eso se vino la temporada de los famosos “taps”, que también nos tenía de rodillas en el suelo y con dolor de brazo luego de algunas horas de juego intentando voltear aquellos redondos de plástico.

Ya con el tiempo, los juegos y juguetes se fueron sofisticando, pero siempre nos mantenían entretenidos de una manera diferente a la de ahora. Se pusieron de moda los “Bley Bley”, cuya guía y una especie de trompito de metal, giraban y giraban chocando contra el resto con la intención de derribarlo. Luego salieron los “bley bley sacachispa” que hacían más intensas las batallas.

Como resultaba un poco costoso aquellos juguetes, para alivios de nuestros padres creo yo, se puso de moda las cartas de Yu Gi oh, a 10 céntimos cada una y luego por planchas. Al inicio si parecía tener sentido, cartas con puntajes de ataque y defensa que podían “destruir” a las cartas rivales, aunque luego recuerdo que salieron aquellas con puntaje infinito y las barajas cada vez se hacían más grandes.

Ya en la transición de aquella y esta generación, también tengo que decir que fuimos partícipes de los juegos onlinea, pero en menor proporción que ahora. Armando clanes, para jugar el famoso “Counter Strike” o “Half Life” en las cabinas de Felipe. O los juegos de Play Station I o la novedad más reciente para ese entonces y un poco anticuada ahora, el “Game Cube”.

Resulta muy nostálgico seguir escribiendo al respecto, ya que son demasiados recuerdos para plasmarlos en un solo post como puse al inicio, pero espero con esto haber hecho un pequeño reconocimiento a aquella magnífica etapa que puedo decir, viví bien.

sábado, 9 de agosto de 2014

ESTUDIAR ESTÁ AL ALCANCE DE TODOS

Por Jefferson Valdivia

Esta vez dejaré de lado las historias u opiniones que normalmente suelo hacer a través de mi blog, ya que el día de hoy, con información reciente al respecto me decidí a hacer algo diferente, opté por compartir con ustedes algo que creo que es valiosísimo y que no podía quedar solamente conmigo.

Estamos en tiempos donde la información y el conocimiento se han vuelto nuestro principal activo y nuestra principal herramienta si es que queremos llegar a cumplir nuestros objetivos, en tiempos donde cada vez la competencia es más dura y la ambición por saber cada día mas se ha vuelto una realidad para todos.

domingo, 27 de julio de 2014

TE SOÑE

Por Jefferson Valdivia

“Jaime”, mencionaste mi nombre de una manera que me hizo perder la concentración. Miré a mi alrededor, estábamos en aquella cafetería popular de la ciudad, no sabía como había llegado ni en que momento quedé en encontrarme contigo, te había estado evitando por algún tiempo y de pronto estabas sentada frente a mi, me mirabas con extrañeza y me preguntaste si todo estaba bien, asentí tímidamente forzando una sonrisa nerviosa para tratar de no espantar a mi acompañante con mi aparente reacción.

lunes, 14 de julio de 2014

GRACIAS BRASIL 2014

Por Jefferson Valdivia

Ha pasado un día de la final de la Copa del Mundo, en la que una selección alemana, haciendo gala de su buen juego, se impuso por la mínima a una sólida selección argentina en el tiempo suplementario. Finalmente Alemania se alzó con su cuarta corona y el resto es historia conocida. ¿Pero que fue lo que hizo tan especial este mundial?

Cada cuatro años el mundo, y en especial aquellos que son fanáticos del buen fútbol, esperan con ansias que la pelota ruede en el gramado del que será anfitrión del evento deportivo más grande de todos: El Mundial. Aquel glorioso torneo donde los representantes de cada continente llevan lo mejor de si para tratar de alzarse con el mítico trofeo que hoy se pasea por tierras teutonas. El escenario esta vez fue Brasil, el país del fútbol abrió sus puertas a miles de turistas de todo el mundo para ser partícipes de esta gran fiesta que consagró dentro de fronteras brasileras al Mundial de fútbol 2014.

sábado, 12 de julio de 2014

NOS VOLVIMOS A ENCONTRAR

Por Jefferson Valdivia

Aprovechando mis días inesperados de vacaciones, decidí salir un rato de mi casa. Era temprano en la mañana, como era de costumbre, sigo teniendo dificultades para dormir placenteramente como muchos, a los cuales envidio, que tranquilamente pueden pasar días durmiendo y aún con todo siguen teniendo sueño.

Recordé que tenía algunas cosas pendientes que hacer, entendí a su vez que no podía desaprovechar estos días libres ya que probablemente no los volvería a tener hasta el otro año. Desayuné sanamente, corrí por quince minutos, me di un duchazo y me dispuse a salir.

El centro de Lima era mi lugar de destino, aquel lugar por el que tantas veces había pasado y que por primera vez me detenía a ver y contemplar en cada una de sus calles, unas más agradables que otras como es de conocimiento general. Esconde tanta historia y vida en sus avenidas que resulta curioso el estado actual, ciertamente estrepitoso, en el que se encuentran sus rincones.

sábado, 14 de junio de 2014

Tres días en Cuzco

Por Jefferson Valdivia

Muchas veces me he preguntado porque anteriormente cuando tuve la oportunidad de ir a Cuzco no lo hice. Pasaron cerca ya de 23 años y aún la pregunta no encontraba respuesta.
Junio del 2014. Seguramente venía atravesando los mejores momentos hasta ahora en mi vida profesional. Disfrutaba mi trabajo, me gustaba lo que hacía y me empeñaba por seguir haciéndolo de esa manera, pero algo más pasaba. Había algo más que a pesar de estar pasando por un buen momento a mi corta edad  me dejaba un sinsabor que me hacia sentir una nostalgia repentina, por alguna extraña razón me sentía fuera de mi mismo, sentís que las cosas no estaban bien a pesar de aparentemente estarlo.
El viaje a Arequipa seguramente me ayudo a encontrar esa respuesta; mi vida se estaba manejando de una manera desordenada. Tenía 22 años y llevaba el ritmo de vida tan acelerando que por momentos creía tener más. Solía aplacar mi estrés fumándome un cigarrillo, teniendo una vida de full juergas y diversión los fines de semana, no me detenía por nada del mundo. De lunes a domingo tenía los cerca de 24 horas diarias en su mayoría, llenas de actividad.

sábado, 26 de abril de 2014

CRONICA DE CEREMONIA DE GRADUACION- PARTE II (31/01/2014)

Por Jefferson Valdivia


Meses, semanas, días y horas antes de la ceremonia uno suele imaginar el momento, uno cree saber qué es lo que puede haber y que es lo que puede encontrar, pero llegado el momento no hay punto de comparación, no hay palabras exactas que puedan definir un momento así. A medida que el telón se iba desplegando, los latidos de mi corazón, y el de mis compañeros creo yo, se iba acelerando a cantidades sorprendentes no sé si por el exceso de café que ingerí para permanecer despierto o por la emoción del momento, un poco de cada uno creo yo aunque más del segundo.

Mientras el telón seguía desplegándose, por mi cabeza pasaban imágenes muy rápidamente de todo aquello que uno pasa en cinco años, no dudé en mirar el rostro de quienes me acompañaban y vi la misma emoción y creí saber a qué se debía: el momento había llegado. El esfuerzo de cinco años se iba a ver resumido en una ceremonia de algunas horas de duración en la que estábamos a punto de compartir un evento que duraría para siempre. El telón ya estaba totalmente desplegado y lo que vi sobrepasó todas mis expectativas; un auditorio abarrotado de familiares, amigos, autoridades académicas y equipo logístico, el flash de todas las cámaras hacía parecer el momento como un concierto de las más grandes estrellas del mundo, nosotros éramos el centro de atención. Las fotos eran incesables, confundidas con el despliegue de luces de la empresa organizadora que convirtieron el ambiente en uno digno de eventos de este tipo. Los aplausos ensordecieron el auditorio, era un aplauso que proyectaba aquella energía acumulada de aquellos que toda una vida estuvieron con nosotros y que al parecer habían estado esperando este momento, un momento que no hacía más que enaltecer a cada una de las familias que aquella noche consagraron su presencia en el auditorio del Colegio San Agustín, el mejor de la ciudad para un evento de este tipo, separado con casi un año de anticipación por parte de la comisión.

La ceremonia se fue llevando a cabo, con un cronograma protocolar que suele ser parte de todas las ceremonias de graduación, ya habíamos ensayado casi de memoria que teníamos que hacer y en que parte del evento, por lo que de una manera robótica alzábamos los birretes, los bajábamos, nos sentábamos y  nos parábamos, por un momento creí estar en las misas católicas en la cual suelen pasar este tipo de cosas.

El programa se fue llevando con normalidad, sabía que mi momento estaba cerca, el momento en el que tenía que recitar aquel discurso escrito horas antes, muy temprano en la mañana.

Hacía esfuerzos por tratar de ubicar a mis padres o a mis familiares que seguramente estarían por ahí, pero esos esfuerzos fueron en vano, la cantidad de público asistente me dificultaba un poco la tarea. Ya casi resignado a encontrarlos, por los parlantes oía que mis compañeros que previamente tenían que dirigir sus palabras estaban terminando, recordé el ensayo (digo el porque recuerdo haber ido a sólo uno, el mismo día) y por inercia me puse de pie y baje las gradas hasta ubicarme a un lado del escenario.

No sentí nervios, ni sentí tranquilidad, en realidad no podría decir que sentí. Estaba a escasos minutos de recitar el discurso más importante de mi vida (hasta ese momento), por última vez busqué entre el público a mis padres, no sé si para sentir nervios o para tratar de evitarlos en el caso quisieran emanar. En las primeras filas logré ver finalmente a mis padres, me saludaron con la mirada, correspondí de la misma manera. Mis compañeras me dieron la posta y dirigí mi marcha hacia el podio, en medio del escenario se postraba una mesa de honor con padrinos y autoridades, hice una reverencia (por compromiso) y continué.

Finalmente estaba ahí,                 delante de más de mil personas, de reojo divisé la pantalla gigante que estaba a mi izquierda y me di cuenta de lo cansado que lucía, hice un esfuerzo por componerme y poner mi “mejor sonrisa”, era consciente que el momento sería filmado y seguramente visto por un mayor número de personas que las que ahí se encontraban. No recuerdo que me dijo el maestro de ceremonias mientras acomodaba los 2 micrófonos a la altura de mi cara y probábamos sonido, cuando ya todo estaba listo, empecé.

El discurso estaba programado para cinco minutos, y ese fue el tiempo con exactitud que me tomé para recitarlo, no era muy fanático de leer algún discurso o exposición, pero aquel día era diferente. El buen Alan en su libro nos decía que cuando uno habla sin leer dejas hablar al cuerpo, generas una conexión especial con el público y le haces sentir aquello que tú quieres transmitir, procuré hacer todo eso tratando de no perder las líneas de mi texto, procurando una dicción constante para no perder el ritmo y darle esa musicalización armónica que un discurso debe tener, mi mirada estaba compartida entre mi texto y el público. A medida que iba pronunciando el discurso me daba un tiempo para mirar a todos, era maravilloso, por un momento imaginé como serán aquellos discursos políticos antes miles de personas. Mencioné a Cornejo, a Kennedy, traté de citar a grandes personajes, emplear metáfora y a todo aquello, darle un ritmo. No quería que el momento se acabe, lo disfrutaba de tal manera que creo el cansancio se disipó haciéndome sentir lúcido, pero notaba que las líneas iban llegando a su fin. Acabé mi discurso, los aplausos se escucharon, la cámara me seguía mientras me dirigía nuevamente al centro del escenario para hacer (disculpando el término) esa estupidez de la reverencia ante la mesa de honor (como si ahí estuviesen santos, el santísimo o la Reyna Isabel, de reojo nuevamente vi la pantalla y noté que mi birrete estaba para un lado, lo acomodé y seguí mi camino.

El resto de la ceremonia fue sorprendente, todo perfectamente organizado. Llegó el momento del cambio de borla y creo yo, que ese fue uno de los momentos más emocionantes de la ceremonia. Al compás del sonido de fondo y al movimiento sincronizado de nuestras manos, aquellas “pitas” que colgaban de nuestros gorros representaban el mítico momento en que uno ya es “protocolarmente” un graduado.

La entrega de diplomas fue otro gran momento en el que nuestras dedicatorias eran leídas mientras nos dirigíamos a tomarnos las fotos con los padres y recibir su saludo. En lo personal como parte de la ceremonia le entregué una rosa a mi mamá y le puse la medalla a mi papá, era lo mínimo que podía hacer simbólicamente, ése más que ser mi momento era el de ellos.

Después de ello, llegó el clásico momento en el que todos lanzan sus gorros. A la voz de uno de mis compañeros el momento fue inigualable, los birretes salieron disparados hasta el cielo, hasta la cima que uno busca alcanzar, los efectos, las luces y sonidos hacían que el momento se enaltezca. Llegada la hora de la ceremonia de luces, con nuestras linternas y celulares el escenario oscuro deslumbraba al público con el reflejo de las luces que al compás de la música alegraban el momento.

sábado, 1 de marzo de 2014

CRONICA DE CEREMONIA DE PROMOCION- PARTE I (31/01/2014)

Por Jefferson Valdivia

Viernes 31 de Enero del 2014, 1:00 am. No, aunque muchos pensarán que no dormía por los nervios del día de la ceremonia de graduación, en realidad me encontraba en las instalaciones de un cliente trabajando. No me quejo, auditoría me gusta y cuando algo te gusta las horas durante el día se pasan de una manera descomunal. A pesar de eso, sentía que el sueño me vencía y el cansancio de la semana se estaba acumulando. Mis encargadas me habían dicho que me podía ir temprano, pero me resistí a hacerlo y continué trabajando. 
Alrededor de la 1:30 am me acordé que iba a dar uno de los discursos en la ceremonia y no lo había preparado, reaccioné y hable con mis encargadas y en algunos minutos más el taxi estaba fuera de las instalaciones esperándome para llevarme a casa.

sábado, 1 de febrero de 2014

DISCURSO DE PROMOCIÓN 2013- BODAS DE ORO

Por Jefferson Valdivia

El 30 de Octubre del año 1963, mediante la ley Nro. 14692 se promulgó la creación de la Universidad Nacional Federico Villarreal. Junto con ella se inició un proyecto que funda sus cimientos en aquel deseo de formar profesionales de calidad, profesionales de éxito, profesionales que aporten al país.
Por aquellos pasillos de las facultades, han recorrido miles de personas, todas ellas con el mismo entusiasmo y ganas de aprender, todas ellas con el mismo ímpetu y ganas de salir adelante que los graduandos que el día de hoy han consolidado su presencia en este auditorio.