Por Jefferson Valdivia
Ha pasado un día de la final de la Copa del Mundo, en la que una selección alemana, haciendo gala de su buen juego, se impuso por la mínima a una sólida selección argentina en el tiempo suplementario. Finalmente Alemania se alzó con su cuarta corona y el resto es historia conocida. ¿Pero que fue lo que hizo tan especial este mundial?
Cada cuatro años el mundo, y en especial aquellos que son fanáticos del buen fútbol, esperan con ansias que la pelota ruede en el gramado del que será anfitrión del evento deportivo más grande de todos: El Mundial. Aquel glorioso torneo donde los representantes de cada continente llevan lo mejor de si para tratar de alzarse con el mítico trofeo que hoy se pasea por tierras teutonas. El escenario esta vez fue Brasil, el país del fútbol abrió sus puertas a miles de turistas de todo el mundo para ser partícipes de esta gran fiesta que consagró dentro de fronteras brasileras al Mundial de fútbol 2014.
Fiesta, gozo y colores vistieron las diferentes ciudades brasileras por casi un mes, donde un desfile de selecciones daban todo de sí para tratar de alcanzar la final del mundial. Debe ser un sentimiento inexplicable vivir aquella fiesta, digo “debe” porque aún la vida, y nuestra selección, no nos permite vivir aquel indescriptible momento que debe representar escuchar tu himno retumbar en un partido mundial, donde los colores de tu camiseta sean vistos por todo el planeta y la ilusión de millones de hinchas representen el empuje de once jugadores que sólo buscan llevar una alegría a su país y gritar aquel monosílabo que puede representar la alegría de toda una nación: “GOL”.
A medida que los partidos iban avanzando, los favoritos iban saltando a la vista y las sorpresas también desde luego. equipos que venían con la insignia de favoritos iban abordando sus aviones regresando a su país, y junto a ellos la desilusión de todos sus compatriotas por tener lejos de sí la copa, fue el caso de Italia, Francia, Inglaterra y el anterior campeón España. Por otro lado equipos que vinieron a dar la sorpresa, por los que seguramente las casas de apuesta no tenían ni sus nombres en mente y desde luego sus rivales de turno, caso de Costa Rica y Colombia, que sigilosamente con buen fútbol y amor propio se fueron abriendo camino en las diferentes instancias dejando fuera de camino a potencias futbolísticas, dejándonos un excelente arquero costarricense Navas y un genial futbolistas colombiano de nombre James y apellido Rodríguez, que curiosamente en el tiempo de los llamados “jotitas” fue el segundo mejor jugador del torneo detrás de nuestro compatriota y célebre futbolista Reimond Manco.
Pero es precisamente esto lo que tiene de interesante el deporte rey, una perfecta conjunción de revanchas, de sorpresas, de coraje, de técnica, de estrategia y un interminable etcétera que le da un plus por encima de otros deportes, porque vuelve lógico lo más ilógico y viceversa, porque es capaz de hacer llorar de emoción o de tristeza, de poder manipular los sentimientos tan fácilmente que de un instante a otro puedes estar lagrimeando y sin saber porque, o sintiendo claramente cada latido de tu corazón a ritmos galopantes mientras cada jugada en un área u otra representa peligro de gol.
Pero Brasil 2014 llegó a su fin, con un merecido campeón para muchos, que independientemente del continente del cual vino, se vistió con la camiseta de buen fútbol, de orden, disciplina y sobretodo sentido humano por lo que hizo mientras se mantuvo en Brasil.
El 13/07/2014 el mundial de futbol Brasil 2014 cerró sus puertas para los amantes del futbol, llevándose muchas emociones y sentimientos encontrados consigo, y dejando muchas sorpresas y en general muchas ganas para el próximo mundial. Este mundial será recordado por muchos, no sólo por la humillante goleada a Brasil por parte de Alemania, ni por la genial actuación de los arqueros, ni por los países que dieron la sorpresa mundial, ni por el nuevo record establecido por el alemán de dieciséis tantos. Sino también por que no ha hecho otra cosa que volver a desear que pasen esos cuatro años para reencontrarnos nuevamente con el evento que más emociones mueve en todo el planeta, el próximo mundial. Siguiente parada, Rusia 2018. Gracias Brasil por tantas emociones.
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