Por Jefferson Valdivia
En estos días, como es de conocimiento nacional (y porque
no, también mundial), la ciudad de Lima ha sido elegida como sede para los
Juegos Panamericanos del año 2019, uno de los eventos deportivos más
importantes del mundo, después del Mundial de Fútbol y las Olimpiadas.
Sin duda alguna esta es una notica que embarga de orgullo a
quienes residimos en esta ciudad y también a los que son parte de este
maravilloso país. Un trabajo colectivo arduo por parte de la Comisión encargada
de presentar a Lima como candidata se vio reflejado en la reciente elección. El
resto de la historia es conocida, basta con echar un vistazo a los diferentes
medios de comunicación nacional e internacional para inflar el pecho de orgullo
por tan histórico acontecimiento.
El efecto de esta reciente elección resulta positivo no sólo
para el deporte nacional, sino también para el país en su conjunto. Cabe
mencionar que las inversiones que se harán en infraestructura son millonarias
pero en nada comparables con el impacto económico que va a dejar este evento
para el Perú. El turismo, la gastronomía, la economía, el empleo, son algunas
de los efectos positivos que seguramente tomarán un notable impulso a raíz de
esto, y si es que olvidé de mencionar alguno, pido las disculpas del caso pero
sólo digito lo que se me viene a primera instancia a la mente.
A manera de opinión,
sólo tengo que recalcar lo asombrado que me siento al ver el resultado de las
votaciones, un apabullante resultado que a pesar de un inicio mostraba a Lima y
Santiago como favoritos, al final inclinó la balanza de una manera descomunal
sobre La Ciudad de los Reyes, dejando relegada a la capital chilena en un casi
desapercibido segundo lugar. Y ya como es historia conocida en la rivalidad
general entre los dos países “hermanos”, entre comillas por razones obvias, las
observaciones no se hicieron esperar, dejando notorio un claro “despecho” por
parte del país de sur, lo que me lleva a preguntarme una vez más, ¿tanto les
cuesta aceptar una derrota?, siempre encuentran excusa para todo, en la
victoria muy ajustada en Lima por parte del seleccionado nacional, hasta esto
recientemente, sin mencionar lo que históricamente ha venido aconteciendo.
Pero bueno, todas aquellas palabras quedarán precisamente en
eso (disculpando la redundancia); en palabras. Que sigan diciendo lo que
quieran, Lima será sede de los Panamericanos 2019 y ese es un hecho. Me lamento
haberme tomado estas palabras contra el país del Sur, ya que tengo varios
conocidos allá y son gratas personas, pero el vergonzoso espectáculo de las
autoridades encargadas de presentar a Santiago como candidato, dejó muy mal
parado a una delegación que representa un país y que muy criollamente subrayo: “piconería”.
Esta reciente elección me deja algunas conclusiones y
anotaciones que me gustaría compartirles a través de estas finales líneas a un
artículo de opinión.
Para empezar, luego de esto me queda claro que el Perú ya
pasó de la fila de los países subdesarrollados, que seguía siendo considerado
por muchos hasta ahora como eso, a un país en vías de desarrollo, como se
diría, un país emergente. El crecimiento sostenido, a pesar de los difíciles
momentos que atraviesan algunas potencias mundiales que afectaron directamente
al Perú, no se ha visto amilanado y ha seguido avanzando.
El gobierno de turno, encabezado por el Presidente Humala,
si bien es cierto en un momento invadió de temor a algunos sectores de la
población por la confusión en su plan de gobierno, ya que no se sabía si iba a
hacer una cosa u otra, hoy me deja claro (a título personal) que ha sido un
gobierno como los anteriores, neutral. Ni muy de derecha ni muy de izquierda
como se diría por ahí, algo que si bien es cierto no termina siendo positivo
del todo ya que la intención es que se vean cambios notables a estas alturas,
continúa por lo menos manteniendo al país en un crecimiento económico constante
y seguro. Ya que escribo con respecto al gobierno, es momento que se empiece a
trabajar en el tema infraestructura local, medios de transporte y sobretodo
seguridad ciudadana, éste último promesa de todos los gobiernos pero que al
parecer se sigue manteniendo en la teoría. Si se presente hacer un evento de
esta magnitud son temas destacables que van a permitir brindar una mejor imagen
al que repito, será sede de uno de los eventos deportivos más importantes del
mundo.
El próximo gobierno de turno, si es que no hay reelección
conyugal o cosas por el estilo, tendrá la responsabilidad de mostrarle al mundo
todo lo que se ha hecho en todos estos años, y sólo para esto me gustaría
escribir algo que difícilmente se va a cumplir: que no se maneje este tema
políticamente. Si, lo sé, resulta casi imposible hacerlo pero es una manera de
que las cosas se hagan sin intereses y con la mayor transparencia posible (algo
que también resulta casi imposible).
Luego de esta elección, me deja que el Perú sigue siendo un
país con un claro ejemplo económico para la región, una región que mira hoy con
recelo lo que se viene haciendo internamente, los ojos del mundo hoy están
puestos sobre el Perú, algo que no lo pongo como peruano, sino como un frío
espectador de un panorama que muchos años atrás luego de una época de súper
hiperinflaciones y terrorismo hubiese resultado utópico pensar y hoy es una
realidad. Una realidad que proyecta y da para más, que permite a sus habitantes
no tener la necesidad de ir a buscar afuera, porque poco a poco el Perú va
encontrando dentro, y de qué manera.
Lo que hace unos años hubiese resultado remoto, hoy es una
realidad palpable: Panamericanos Lima 2019.
Lima, 12 de Octubre del 2013.
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