Por Jefferson Valdivia
Para los que se acuerdan y para los que no, estoy a algunos días de celebrar mi cumpleaños (aún sigo sin entender porqué uso el término celebrar) número 22. Tengo que confesar que al pasar los años no me entusiasma, o por lo menos no de igual manera los cumpleaños, menos el mío. No por ser apático ni nada por el estilo, simplemente no me causa tanta emoción como de seguro lo hubiese hecho años atrás cuando era un niño y la emoción era diferente.
Cabe resaltar que el hecho que no me entusiasme mi cumpleaños no significa que no me agraden las celebraciones por el mismo. Tengo un círculo amical que me permite de una manera u otra recordarme que es una fecha especial. Pero en fin, ese no es el tema de hoy. De repente puede ser un tema del miércoles.
Esta semana, a sabiendas de lo próximo que estoy de mi cumpleaños, y considerando lo importante que va a ser este año para mí tanto en lo personal como en lo académico, consideré a su vez que era oportuno hacer un mea culpa de las cosas que, hasta donde puedo recordar, pudieron o no ser las correctas o por lo menos no en su momento y que me conllevaron a cometer algunos errores, unos más graves que otros, tanto en lo personal como para con terceros.
Siempre es bueno marcarse un antes y un después, ya que eso implica un cambio o transición de una etapa a otra y generalmente todo esto se ha visto reflejado a lo largo de nuestra existencia: la Historia de la Humanidad, la pre y post guerra, la edad antigua y la edad moderna, el periodo de gestación y la concepción, el ser hijo y luego con los años convertirte en padre, etc. Todo esta guiado por un antes y un después y es precisamente aquello que marca un periodo de transición fuesen cual fuesen los motivos.
Es por ello que a la puerta de los 22 años creo que llega un momento donde uno tiene que empezar a dejar atrás ciertas cosas para empezar a en rumbarse a otras. No es una edad definida, pero yo considero en lo personal que puede ser el momento que marque esa transición, por lo importante que considero este año en base a las razones mencionadas anteriormente.
Parte de esa transición comprende en dejar atrás ciertas cosas, muchas de las cuales fueron en su momento buenas y muchas de las cuales también fueron malas y nefastas de mi parte. Es que para dar un paso hacia adelante tienes que aprender a consolidar aquellos aspectos positivos y hacerlos parte de tu personalidad y también por otro lado reconocer todo aquello negativo que te llevó a cometer errores y que en un punto medio como este sólo tienen que ser aceptas y de ser el caso con las disculpas del caso.
Durante estos casi 22 años, he tenido un cambio de personalidad propia del desarrollo humano, es la ley de la vida. En esta oportunidad y haciendo gala del título me centraré en aquello negativo ya que lo que considero positivo es algo que mi personalidad ya ha consolidado.
No recuerdo exactamente como era cuando fui un niño, tengo conocimiento por familiares que era tranquilo pero al pasar los años también fui muy travieso, algo que me sirvió para varias reprimendas. Años después, enfrascado en la adolescencia seguramente la personalidad se iba formando de una manera mas permanente en mí, es aquella etapa donde uno comete errores, los cuales muchas veces no se hacen con mala intención. Es que es algo innato cometer errores en una etapa así, sobretodo en esta generación.
Me centro básicamente en aquellos errores que en estos años de mi vida, desde que cumplí la mayoría de edad hasta ahora, con uso pleno de mis facultades para pensar, razonar y medir daños, pude haber cometido,
Agradezco a las personas que a lo largo de los años han mantenido un buen concepto de mi, día a día hago lo posible por mantener esa idea, pero como todo en este mundo, tengo errores y muchos, esto a su vez tratan de ser corregidos con la misma intensidad que pongo en consolidar las virtudes.
En lo académico: tengo que reconocer que por muchos años me he mostrado obsesivo con este punto. Es que seguramente desde muy pequeño siempre me he y me han acostumbrado a mantenerme bien académicamente, algo bueno desde luego pero que de no ser trabajado de la mejor manera puede generar muchos conflictos ante posibles fracasos o derrotas. Y fue así como me acostumbré por algunos años, a considerar tener siempre la respuesta, tener siempre la solución y a aplicar lo que yo pensaba muchas veces sin interesarme lo que otros piensen: si quieres hacer algo bien, hazlo tú mismo. Algo muy cierto, si se aplica de un buen modo, lamentablemente a mi se me escapó de las manos en su momento y bastaba con una baja calificación o no alcanzar lo que esperaba, para que mi cambio de animo fuese inminente, algo tonto desde luego considerando que hay momentos donde tenemos que perder. Es algo que estoy manejando de una buena manera ahora, porque sé que no es tarde, destacar no es lo que uno tiene que buscar, destacar es lo que uno encuentra por sí solo producto de las cosas que haces. Una calificación no define una persona, una hoja de papel con un número del 1 al 20 no nos hace más que nadie y no refleja en realidad el bagaje de cada persona.
En lo familiar: Este es un punto ciertamente un poco complicado de manejar para mi. Me han criado bajo la premisa de que la familia es lo más importante (entiendo por familia ahora un concepto más grande del que en su tiempo tenía) y a pesar de que años atrás sentí que el número de familiares era grande, con el pasar de los años aquel número, producto de la distancia y la frecuencia de visitas, se fue reduciendo hasta encontrarme con familiares que frecuentaba a menudo por una ventaja de distancia. A veces entristece un poco, y se que es común en algunos de los que leen esto, que la familia en su gran mayoría se reencuentra para velorios, ahí es donde conoces a todos aquellos que en algún momento viste, que alguna vez te cruzaste, pero que por razones de distanciamiento difícilmente recordaste. Es por ello que en este aspecto tengo que considerarme un ingrato con mi familia en general. No suelo ir a visitarlos, muchas veces he evitado acompañar a mi mamá y mi hermano a la casa de un familiar por que consideraba "tener cosas más importantes que hacer" y eso me avergüenza ya que la familia, más que compartir un apellido o un vínculo sanguíneo contigo son aquellos que te acompañarán en las buenas y en las malas en el transcurso de tu vida. Hoy lo veo así, lo llegué a comprender así.
En lo sentimental: este es un punto muy polémico para mi, que seguramente se merece una publicación aparte porque fue una de las cosas que marcó aquella pauta que estaba buscando para iniciar un nuevo camino por el cual me conduzco. Hoy comprendí lo importante que en su momento no llegué a comprender y tengo que aceptar que una relación es y tiene que ser de dos. Pero aún con todo, tengo que aceptar que una vida en pareja me enseñó más de lo que pretendía aprender, de repente muy tarde pero me llegó a enseñar aquello que en su momento por soberbia u otras cosas no quise aceptar. Ahora entiendo lo importante de una relación y he dedicado los últimos meses de mi vida a cambiar muchos aspectos de mi persona en pos de que cuando llegue el momento, hacerlo esta vez de la mejor manera posible, la reciprocidad en una relación es la piedra angular para el éxito de la misma; no pretendas recibir aquello que no das, y en eso tengo que reconocer que fui egoísta en las relaciones que he tenido. Pero todo cansa y creo que a mi ya me cansó seguir siendo en ese aspecto, el que solía ser, es por ello que he dedicado los últimos meses a mejorar esos puntos sin importarme cuanto tiempo implique esto, para que luego cuando llegue el momento de iniciar una relación no se presenten como aquellas piedras que poco a poco vayan construyendo un muro entre tú y la otra persona que marque definitivamente el final. Sólo agradezco que para estos momentos, ya haya encontrado la suficiente estabilidad y madurez emocional que me ayudan a estar tranquilo.
Mi equipo: esto si que resulta seguramente sorpresivo para algunos, no para los que me conocen. A lo largo del tiempo he sido un defensor incansable de los colores y el escudo de mi equipo: Sporting Cristal. No de aquellos que van por la calle tirando piedras, robando carros e implantando miedo, eso no va conmigo. El problema es que me cuesta aceptar, y seguramente me seguirá costando aceptar, que cuando gana hay que celebrar y cuando pierde hay que saber reconocer que ha perdido. El peruano siempre ha llevado el fútbol de la mano con las matemáticas y las excusas, no soy la excepción, de repente algunos consideren irrelevante este punto, pero en mi caso mi equipo también ha sabido influenciar en mi estado de ánimo y por consiguiente, en mi relación con el resto. Tengo que aprender a manejar eso aunque me siga costando. No puedo cerrar este punto sin antes mencionar que soy hincha de mi equipo, por que no se trata de cantidad sino de calidad...
A mis amigos: De la promoción, de la Universidad, de toda la vida. Se que a veces suelo ser un poco cargoso, fastidioso y a veces los saco de sus casillas, lo reconozco y lo acepto, aún con todo se que hemos sabido consolidar una amistad duradera y sólo quisiera que seamos siendo los más inmaduros del mundo por mucho tiempo más.
En lo personal: Tengo muchos defectos que me llevaron a cometer muchos errores, tengo que aceptar que en algunos momentos he pecado de soberbio por creer tener la razón, no he sabido escuchar a aquel que tenía mucho por decir, no he sabido entender a aquel que tenía mucho por enseñar. No he sabido valorar a las personas que me valoraban de verdad, no he sabido acercarme a las personas que querían estar cerca de mí. Sin querer algunas veces he ofendido, a aquel que ni siquiera pretendió hacerlo. Algunas veces he dañado, a aquel que no pretendía causar un daño. He odiado, a aquel que sólo pretendía dar amor. He rechazado, a aquel que pretendía ser acogido, en algunas oportunidades he marginado, a aquel que pretendía ser integrado. He menospreciado a aquel que dentro de sus posibilidades logró mucho. En algún momento creí tener mucho, cuando no me dí cuando que no tenía nada. En algún momento creí ser mucho, cuando en realidad no era nadie aun. Creí tener todo bajo control, cuando de la noche a la mañana mi mundo se convirtió utópico.
Hoy todo es diferente y para los que recién me han conocido seguramente leer lo anterior es sorpresivo, y para los que me conocen también mucho de lo que escribí pudo ser sorpresivo, pero es quien fui, es por lo que este tiempo estuve trabajando para dejar de ser y hoy puedo decir que llegó el cambio, que he madurado más de lo que esperaba y es precisamente aquello que me hizo dar cuenta de mis errores.
Hay que usar el pasado, como un trampolín en el presente para saltar a un mejor futuro.
Cierro este blog con las palabras que Alan García escribió en su libro "90 años de Aprismo" en un modo adaptado para este post:
"A LOS QUE OFENDÍ, LES PIDO PERDÓN, A LOS QUE ME OFENDIERON, LOS PERDONO".
22 años que chibolo eres
ResponderBorrarNo Leí Un Carajo...
ResponderBorrar