lunes, 17 de junio de 2013

A MI PADRE

Por Jefferson Valdivia

Esta semana en mi blog, me animé a escribir acerca de mi padre, ya que a su vez coincide con esa fecha muy importante para muchos de los que consideramos el día del padre tanto como el día de la madre, es que ciertamente vivimos en una sociedad donde encontrar un padre que realmente cumpla con tal rol se hace cada vez se hace más complicado, felizmente no es mi caso.
Como mencioné en mi blog relacionado a mi niñez, puedo decir que la viví bien y para serles sinceros vivo bien cada etapa de mi vida. La situación derepente no era como ahora pero aún con todo y sus problemas mis padres se encargaron de hacer mi estancia en esa etapa la mejor posible y en esta etapa de mi vida puedo decir que lo hicieron bien.

Soy el hijo mayor de mis padres y como tal pues mucha expectativa se generó alrededor de mi nacimiento, soy el hijo mayor hombre del único hijo hombre de mi abuelo y como era de esperarse mi papá estaba muy entusiasmado por mi llegada.
Chalaco de nacimiento y con una crianza muy recta por parte de mi abuelo desde muy temprana edad, mi padre a lo largo de su vida siempre ha destacado en la familia y resalto que también lo ha hecho a cualquier lugar al que haya ido; una personalidad imponente, un trato de excelencia y un sentido de humor espontáneo y exquisito sumado a una bagaje impactante en la historia pueden calificar en alguna medida a mi padre.
Desde que tengo uso de razón, tengo recuerdos muy claros de él. En mi niñez cumplió un papel fundamental en mi desarrollo intelectual, en mis actividades creativas y considero que fue y es uno de mis grandes promotores junto a mi madre del gran cariño que le guardo a la lectura, y es que no es para menos luego de presenciar día a día aquella biblioteca plagada de libros de historia, ciencia ficción, relatos y otros que fueron parte de mis casi 22 años y que desde muy pequeño acostumbré a ver.
Aún recuerdo con cariño aquellas veces que solíamos pasear en esa bicicleta BMX negra que nos llevaba a todos lados, yo sentado adelante contemplaba con mucho asombro las calles de mi barrio mientras mi padre se encargaba de manejar para dirigirnos a diferentes lugares.
Como olvidar aquel viejo VHS que nos acompañó por tantos años, donde mirábamos en aquel televisor Samsung decenas de películas, es que mi padre siempre se ha mostrado como un fanático de las películas y lo sigue siendo, nadie mejor que él a la hora de contar una, con tanto entusiasmo que muchas veces preferiría escuchar de él la historia que ver la película en sí.
Recuerdo con claridad aquellos desfiles escolares, cuando haciendo uso de su ingenio me vestía como un militar de tal manera que ya me sentía como parte de ellos, siempre he tenido en mente que él ha querido que uno de sus hijos sea militar, lamentablemente mi hermano y yo hemos optado por diferentes caminos al respecto y también agradezco que él se haya mostrado respetuoso en esa decisión. 
No había reinado de primavera en mi colegio, donde no estuviese vestido con mi pequeño terno y mi padre ahí, alentando con orgullo a su hijo y tomando cuantas fotos pudiera en aquella aún recordada cámara a rollo negra que impregnó en su lente cientos de fotografías de nuestras diferentes actividades en familia.
Mi niñez esta plagada de recuerdos de él, siempre se mostró como un padre ejemplar y tengo la suerte que aún lo siga siendo.
También por otro lado, tengo que admitir, sentí su ausencia cuando se despidió en aquella noche de nosotros en su partida a Ecuador, tenía 13 años aproximadamente y tengo grabada en mi mente aquellas palabras que me dieron el sentido de responsabilidad que hoy influyó para manejar mi vida de una manera correcta: "Hijo, recuerda que ahora eres el hombre de la casa". En ese momento no lo entendí, la verdad que a esa edad no se puede entender mucho, pero viniendo de mi padre para mi era el más grande honor, una persona que nos inculcó siempre el respeto, orden, disciplina y respeto por la familia me encargaba continuar con aquel legado, fueron las palabras que más me impactaron a esa edad y tengo que decir que fueron las palabras que me hicieron sentir lo que era el orgullo a tan corta edad.
Cuando camino por mi casa y miro aquella pared larga, recuerdo aún todas mis diplomas que él colgaba, todos mis logros, todos sus logros ya que muchas de las cosas que he conseguido y consigo se las debo a él. 
Siempre ha estado en todas aquellas etapas importantes de mi vida.
Confieso con vergüenza, que en el momento de su partida a Ecuador pensé que nuestra relación padre e hijo iba a cambiar, recalco el término vergüenza por que hoy puedo decir que no fue así. La distancia jamás se mostró como un impedimento para sentir la presencia y figura paterna tan resaltante en mí.
Ya un poco más grande siempre sentí a mi padre a mi lado. Ya han pasado cerca de 22 años de mi vida y aún lo veo con aquellos ojos como con los que un niño mira a su padre, entendiéndose que conservo día a día un respeto profundo por él, es la figura masculina que más admiro y no es para menos, él respeto no es algo que se impone, es algo que se gana y él se lo ganó con todas los honores del caso.
Y ahora mediante esta blog quisiera agradecerle públicamente todo lo que él ha hecho por mí estos casi 22 años, es que seguramente no bastaría ni habría retribución a todo lo que él me ha dado, a todas las veces que se ha mostrado como un verdadero padre.
Siento orgullo por él, y sé que él siente orgullo por mí, la reciprocidad siempre ha sido algo propio de ambos, y agrego que si hoy soy la persona que soy es por que adopté muchas cosas de su personalidad que día a día me forjan para lograr el camino al éxito, mi éxito, su éxito y el de mi madre. Les debo todo lo que soy.
Gracias padre por estar siempre conmigo, por mostrarme que aparte de ser mi padre puedes ser mi más grande amigo, por que las veces que te necesité estuviste ahí para mí, porque cuando necesito de ti se que puedo seguir contando contigo, porque cuando fui a Ecuador aquella primera vez compartí los más grandes momentos después de años, por aquella vez que fuimos a Arequipa con mi hermano y compartimos momentos que años no compartíamos, porque fortaleces aquella unión entre mi hermano y yo, y porque nos enseñas el valor de una familia, de los Valdivia. Nuestra pasión por la tecnología hace que la distancia que nos separa muchas veces no exista, porque en los momentos difíciles que atravesé el año pasado, sólo me bastaba mandarte un mensaje para que vía Skype a través de nuestros iphones nos pudieran hacer encontrar y seguir aprendiendo de tu gran conocimiento de la vida, aquella vida que día a día enseña a forjar la mía.
Los momentos que compartimos, créeme que los disfruto como si fuesen el último, aquellas veces que nos encontramos, que conversamos, que te escucho que aprendo de ti, es algo que ni en las mejores Universidades del mundo pudiera aprender, porque te aseguro que mi hermano y yo disfrutamos de cada momento compartido a tu lado, de tu sentido del humor, de tus impecables historias, de tus conocimientos, de tus fotografías en los diferentes acontecimientos. 
De veras agradezco a la vida que haya puesto en mi camino a un padre como tú, te admiro cada día más y quiero que sepas que las cosas que consigo, que las cosas que logro son de ustedes mis padres, me faltarían lineas para agradecerte y decirte lo importante que eres para mí. Si hay algo que quisiera pedirte sólo sería que sigas siendo quien eres, no cambies en nada. Rompiste el mito que decía que padre no es el que engendra, sino el que cría, porque tú hiciste que el significado de padre escape de cualquier concepción de la realidad. 
Si es que algún día la vida me otorga el enorme privilegio de continuar tu apellido, nuestro apellido y me permite ser padre, sólo quisiera que me permita hacerlo de la misma manera en que tú lo haces: EXCELENTE.


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