domingo, 28 de octubre de 2018

Tres de la madrugada


De pronto despierto, mi corazón late más rápido de lo acostumbrado, la visión de mi entorno sigue siendo oscura y apenas logro visualizar tenuemente la lámpara de noche. La prendo y parpadea dos veces antes de estabilizarse por completo, alumbra más bajo de lo normal, como si la energía estuviese deficiente. Mi corazón sigue acelerado, intento buscar mi celular para ver la hora pero no lo encuentro, por otro lado en la mesa de noche se encuentra un viejo reloj muy extraño, de esos que normalmente ya no se ven. Estiro mi brazo para alcanzarlo y lo tomo, lo acerco a la luz y veo la hora, el segundero avanza un segundo más y logro ver que son las tres de la mañana en punto. Dejo el reloj a un lado, me mantengo pensativo, tratando de ubicarme bien dado que no es normal en mí levantarme a esa hora, precisamente a esa hora. No termino de reponerme ante el cansancio, cuando
en la esquina de mi cuarto logro visualizar algo extraño, como si alguien o algo estuviesen ahí, me cuesta mucho distinguir lo que hay, no hay ninguna ventana a mi alrededor que me permita ingresar un poco de luz de la calle, y la madrugada se encuentra más oscuro de lo normal. Tomo la lámpara que está en la mesa de noche a mi derecha y trato de apuntar en aquella dirección y de pronto lo veo, es Bart, parado en una esquina mirando a mi cama. Me parece muy extraño, normalmente el fiel Bart no suele entrar a mi cuarto y las veces que lo ha hecho suele tirarse a mi cama a ser engreído como normalmente lo es. Esta vez es diferente, se encuentra parado en una esquina, sus ojos que suelen ser muy expresivos los noto temblorosos, idos, en el vacío, su hocico se encuentra cerrado y está más rígido de lo normal, parece no parpadear, parece estar asustado, estaría igual que él en un lugar tan oscuro como ese. Trato de llamarlo, una, dos y hasta tres veces pero sólo noto que su mirada se centra en mí, sin hacer movimiento alguno de ningún músculo de su pequeño cuerpo. De pronto noto que se empieza a mover, postrando su mirada sobre el techo y la deja ahí, trato que la luz que levemente alumbra la habitación siga la mirada de Bart hacia el techo pero no hay nada. Hago un barrido de todo el techo con la luz pero nada, regreso la atención a Bart quien parece no inmutarse y simplemente mira al techo. Poco a poco empiezo a moverme de mi cama, cuando veo que Bart esta vez dirige su mirada hacia mí. Sus ojos empiezan a temblar y parece tratar de decirme algo. Hago un esfuerzo por intentar saber que es, cuando de pronto arriba en el techo, regresa a mi ese sonido. Pasaron muchos años para que vuelva a escucharlo, es como una canica rodando por el techo, no recuerdo la edad que tenía cuando fue la última vez que lo escuché, pero aquel sonido por aquel entonces solía ser algo muy recurrente por las noches y nunca logré entender que era. El sonido inició por la esquina del techo de mi cuarto, evito respirar para escucharlo a detalle, lo cual conseguí. El sonido se acercaba de una manera tan lenta que no puedo calcular cuánto tiempo estoy sin respirar. Se desplaza lentamente por cada espacio y cada vez siento que el sonido se acerca hacia mí, de pronto llega, de pronto el sonido de aquella canica se postra sobre mí y siento como se detiene al seco. Después de unos segundos nuevamente empieza su movimiento y el sonido se hace más agudo, ya no tan agradable para el oído y este cada vez empieza a ser más fuerte. Parece estar rodeando mi posición, escucho claramente como la canica se va desplazando en círculos y tengo la sensación que busca un lugar por donde bajar pero es en vano. Luego de algunos segundos recobro la respiración y al mismo tiempo el sonido se detiene, aprovecho ese espacio para tratar de analizar que sucede cuando algo me interrumpe, es Bart, parece haberse movido y eso hace que centre la luz nuevamente en él. Me mira y primero lentamente para luego acelerar el paso, sale de mi cuarto trotando. Dejo la lámpara a un lado nuevamente para tratar de ir a buscar a Bart, me pongo mis pantuflas y sentía el ambiente muy cargado, me cuesta respirar un poco. Estoy a punto de pararme cuando siento que golpean a la puerta tres veces, aquel sonido logra prologarse pon unos segundos en el eco de la oscuridad. Me detengo de improviso y siento que el corazón deja de latir por algunos segundos, la respiración se contiene y mi cerebro únicamente trata de encontrar una explicación a lo que está pasando. Cómo es que pueden tocar la puerta, cuando sobretodo segundos atrás Bart acaba de salir por ahí, no me hace ningún sentido que se encuentre cerrada. Aquellos pensamientos son interrumpidos nuevamente por tres golpes más, esta vez más fuertes, esta vez más secos, no prologan su eco en la oscuridad. Balbuceando y tímido pregunto quién es, pero es en vano y es obvio que iba a ser en vano, nadie respondió. Me paro de mi cama y trato de buscar la luz el interruptor de la luz del cuarto, me demoro un poco en encontrarlo y me da satisfacción cuando lo hice, sin embargo aquella satisfacción es breve, la luz no prendía. Intento hasta en dos ocasiones y no pasa nada. Trato de buscar alguna linterna o vela y no tengo éxito. Abro la puerta de mi cuarto, aquella puerta que da lugar al pasadizo, el ambiente está más cargado y la noche más oscura, apenas logro distinguir por donde voy. Trato de llamar a Bart pero éste no viene, trato de buscar el cuarto de mi mamá que está cerca del mío y parece estar más lejos de lo normal.  Mi corazón está acelerado, que no hubiese dado por haber ubicado mi reloj inteligente y ver cuántos latidos por minuto estaba teniendo. Ubico la perilla del cuarto de mi mamá, se encuentra más fría de lo normal y la empiezo a girar lentamente, cuando ya abro paso a su cuarto trato de ubicar su cama y la encuentro pero ella no está ahí. Me parece extraño ya que no recuerdo que ella haya salido y si hubiese sido así normalmente la esperamos a que venga. Cierro la puerta muy despacio y trato de ubicar el cuarto de mi hermano, cada paso parecía ser una eternidad. Lo encuentro e intento llamarlo antes de abrir su puerta, al no tener respuesta giro lentamente la perilla del cuarto hasta que logro entrar. Busco entre la oscuridad su cama y la ubico, parece estar ahí. Encuentro un poco de alivio y me dirijo a levantarlo, estoy a un metro de su cama cuando escucho algo detrás de mí. Instintivamente giro y era Bart parado afuera del cuarto, no logro distinguir sus expresiones por la oscuridad pero estoy seguro que era él. Vuelvo mi mirada nuevamente a la cama de mi hermano y ya no está o no estoy seguro si nunca estuvo, vuelvo mi mirada nuevamente a la puerta y Bart tampoco está y empiezo a cuestionar si es que él también estuvo. Todo se me hace tan confuso, salgo del cuarto de mi hermano nuevamente a la soledad del pasadizo. Estoy dispuesto a ir a buscar a Bart cuando escucho nuevamente el sonido de la canina en el techo, esta vez el sonido salía de mi cuarto y lentamente se acercaba hacia mi ubicación cerca de la sala hasta que nuevamente se postra sobre mí. Trato de buscar el balcón, donde normalmente para Bart y que da a la calle, mi esperanza de hallar un poco de luz se centra ahí. Llego al punto pero Bart no está, miro la calle y como nunca antes en mis veintisiete años la noto diferente. Está completamente desierta, no hay ningún carro estacionado fuera, no hay ningún perro callejero en ningún lado, ninguna luz prendida en la casa de algún vecino o señal alguna de vida en alguna parte. No sé si me da más escalofríos quedarme dentro de mi casa o salir a un lugar desértico que parecía haber extinguido la vida en cada rincón. Nuevamente ingreso al comedor, busco el interruptor de luz y lo aprieto, ya con una premeditada sensación de que no iba a prender y efectivamente es así.  Entro a la sala y busco un sillón donde sentarme, no estaba dispuesto a regresar a mi cuarto, por lo menos no en esas circunstancias. De pronto el sonido de la canica en el techo nuevamente inicia, esta vez parecía ser una canica más grande, el sonido era mayor y se sentía la pesadez de su tamaño en su movimiento. Llegó hacia donde estaba, miré hacia ella en un vano y tonto intento por pensar que la iba a ver. Paró su movimiento y luego de tres segundos empezó a desplazarse rápidamente hacia mi cuarto. Mi corazón empieza a latir nuevamente a un ritmo más rápido, como si algo fuese a suceder y empiezo a sentir una sensación de soledad única, como nunca antes en mi vida he sentido. No termino de reponerme ante aquella nefasta sensación cuando empiezo a percibir algo a lo lejos de pasadizo, justo donde está mi cuarto. Achico los ojos, en un intento de esforzar la vista y distinguir que hay. La piel se me empieza a erizar más de lo normal, el ambiente deja de ser cargado y de pronto se vuelve frío, un frío que nunca antes había sentido en mi casa. No termino de asimilar aquella sensación cuando de pronto veo que una figura sale de mi cuarto y empieza a tomar lugar en el pasadizo. En algunos familiares había escuchado eso, pero siempre me mostré escéptico y dudoso de que fuese cierto, sin embargo todo aquello parecía ser cierto. Lentamente por el pasadizo empezaba a moverse la figura de un hombre. No puedo distinguir rasgo alguno por la oscuridad, sin embargo claramente vienen a mí todos aquellos recuerdos de familia que dicen haberlo visto. Esta vez pasa algo extraño, cuando me contaban que veían una figura en mi casa todos coincidían en que no sentían miedo, en mi caso es diferente, siento más miedo que nunca, aquella figura impregnaba temor y miedo en cada rincón de mi casa, noto claramente cómo se va desplazando lentamente por el pasadizo hacia mi dirección. No parece hacer esfuerzo alguno por caminar y sólo noto como a su paso va llenando las paredes de miedo, de más oscuridad. Un metro sesenta aproximadamente, parece tener el aspecto de un hombre de campo, con un pantalón que le cubría los pies y una camisa que parecía estar remangada en sus brazos, un sombrero hay sobre su cabeza, de aquellos sombreros más grandes que los comunes. Aquel espectro se dirigía lentamente hacia mí, mi corazón deja su latido galopante y se volvió cada vez más lento, a tal punto que no sé si seguía latiendo. Mi respiración se encuentra contenida y no parece tener intención de regresar. No puedo ejercer movimiento alguno y ni siquiera puedo parpadear ni mover ninguna extremidad de mi cuerpo, es como si hubiese estado condenado a ver como aquella figura cada vez se acerca más y más hacia donde estoy. Los segundos se hacen eternos y la canica vuelve nuevamente, esta vez parece no ser sólo una sino varias y cada vez más y más. Se unen todas en movimientos torpes y ruidos estrepitosos, parecen chocar entre sí, y parecen ser cada vez más a tal punto que ya dejo de calcular cuantas pueden ser. Aquella figura extiende sus brazos en el pasadizo y parece rasgar las paredes a su paso, siento aquel dolor en cada uno de mis brazos como si estuviese conectado a la casa. Percibo una sonrisa macabra al hacer ello, como si causar dolor fuese su intención, como si por muchos años hubiese esperado este momento. El sonido del techo se hace insoportable y por más que intento no puedo moverme. La figura se acerca cada vez más y noto que mis brazos están sangrando, como si estuviesen siendo arañados. Se encuentra a dos metros mío y no puedo distinguir su rostro y no puedo moverme y no puedo respirar y mi corazón continúa sin latir, es como si el tiempo se ha detenido y ya pierdo la voluntad alguna de intentar moverme. De pronto se para a un metro y medio de mi posición, se para y el sonido de las canicas desaparece intempestivamente y miro mis brazos y ya no están sangrando y noto como poco a poco puedo moverme nuevamente, aunque no sé si en una situación así convenga moverme o hacer algo estúpido. Disimuladamente trato de mover mis manos y mis pies y mi corazón nuevamente empieza a latir y mi respiración nuevamente empieza a regresar a su ritmo, por un momento presiento que aquel espectro controla cada cosa que está pasando, como si a su antojo hubiese querido que nuevamente me reincorpore porque tal vez se dio cuenta que ya me había dado por vencido. Seguía parado frente a mí, parece notar que me estoy moviendo lentamente y eso parece arrancarle una sonrisa, tan escalofriante que no se si alguna vez la pueda borrar. De pronto parece tener algo detrás de él, lo cual empieza a sacar lentamente, lo puedo distinguir, ya había visto eso antes pero esta vez parece ser un tanto diferente. Era una barra de hierro, esas que usaban antiguamente para marcar el ganado y que suele tener las iniciales de los dueños para poder distinguirlos. Aquella barra parece estar al rojo vivo y veo claramente las iniciales y eso me causa más pavor aún: “J.V.” leo nítidamente. La sonrisa de aquel espectro parece ser más aterradora aún y noto que su intención no es dejar marca alguna. Reacciono rápidamente y por milímetros puedo agachar la cabeza y sentir el calor de aquella barra rozarla en un intento tal vez de decapitarme. Aquello parece haber disgustado mucho a aquel espectro, me armo de valor y empiezo a correr hacia el comedor y noto como aquella figura empieza a seguirme. Siento claramente su enojo, su desprecio, su odio. Pienso rápidamente que hacer y noto que tal vez no encuentro ventaja sobre él, tal vez ambos conocemos muy bien cada rincón de la casa por lo que no encuentro escapatoria. Trato de ir al balcón pero la puerta se encuentra cerrada con llave, se me vuelve a hacer extraño dado que minutos atrás había estado ahí, pero recordé que en ese punto ya nada encontraba sentido. Voy corriendo a mi habitación y noto como esa figura se aproxima rápidamente detrás de mí. El sonido de las canicas vuelve y esta vez parece no tener intención de irse, parecen miles, millones por todas partes. Entro a mi cuarto y cierro la puerta, trato de buscar alguna ventana pero no la encuentro, desconozco mi casa y parece que ya no puedo tener escapatoria. De pronto el sonido de las canicas se detiene, de pronto todo parece ser normal, como antes, pero no es así ya que escucho nuevamente que golpean la puerta. Tres golpes secos que no hacen rebote en la oscuridad en la que me he sumergido, no respondo pero ya no siento nada, no siento miedo, no siento alivio, no siento mi respiración, no siento mis latidos. La puerta se empieza a abrir lentamente y aquella figura ingresa, noto nuevamente aquella barra metálica con esas iniciales al final, al rojo vivo, como si una porción del mismísimo infierno estuviese ahí. Mis movimiento se han bloqueado, mi voluntad se ha ido, no hay a donde ir, aquella figura se encuentra a un metro de distancia y parece estar disfrutando maquiavélicamente del momento. Levanta la barra metálica y cierro los ojos, aquel parece ser el fin. De pronto, en aquellos breves segundos empiezo a pensar, había algo extraño en todo: aquel no era mi cuarto, yo nunca había tenido un reloj como en el que vi la hora, no veía las dos ventanas que tenía mi cuarto ni tampoco estaba mi librero, las paredes no eran celestes sino noto que son verdes. Nada guarda sentido, recuerdo rápidamente todo lo que hice desde que me levanté y el cuarto de mi mamá era diferente, su cama estaba en otra posición, el cuarto de mi hermano siempre para con llave cuando él duerme por lo que no pude haber entrado. El balcón se encontraba al lado izquierdo de mi casa y no al lado derecho como en el que había estado hace unos momentos, nada tiene sentido, de pronto entendí que tal vez todo aquello era irreal, que nada de eso estaba pasando y abrí los ojos tratando de pensar que era así, pero ya era demasiado tarde puesto lo único que veo es aquella barra metálica dirigiéndose directamente hacia mí.
Me levanto asustado en mi cama, con la respiración entrecortada, con el corazón latiendo a una velocidad descomunal, estoy sudando y el sudor es frío. Miro a ambos lados y visualizo las ventanas de mi cuarto, la pared celeste, el librero frente a mí. Miro al suelo y están las pantuflas con el rostro de Homero Simpson mirándome, sonriente. Volteo a mi derecha y está mi reloj inteligente, mi celular. Empiezo a controlar mi respiración, empiezo a nivelar mi ritmo cardiaco, empiezo a asimilar todo lo que había pasado y entender que todo se trataba de un mal sueño, que nada de eso había pasado realmente y escucho a lo lejos el sonido de los carros en la avenida que pasan de vez en cuando a esa hora, aquello me causó una mayor tranquilidad y un alivio. Me siento muy cansado, muy agotado, me sobrepuse y asimilé que todo se trató de una pesadilla y que necesitaba descansar. Tomo el celular y veo la hora, tres de la mañana, aquello me toma por sorpresa pero no le tomo importancia, procurando ser racional.
Me echo en mi cama con el fin de descansar y de pronto escucho: “toc, toc, toc” tres golpes a mi puerta y el sonido de la canica nuevamente sobre mí.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por comentar...