sábado, 16 de marzo de 2013

Una noche en el cementerio

Por Jefferson Valdivia
Jueves 14 de Marzo del presente, recibía la mañana en la avenida colmena. Era el día de la matricula en mi universidad y eso implicaba una amanecida para estar lo mas adelante en la cola. Sentía el cuerpo cansado al no haber dormido nada, o prácticamente nada, pero el día tenia que continuar, habíamos acordado con la gente del trabajo, como parte de un paseo al que denominamos paseo de Integración y Confraternidad, ir a visitar el Cementerio Presbítero Maestro. El horario sería de 7 a 10 de la noche para lo cual había un tour que nos llevaba y nos recogía con guía incluida del cementerio. No lo pensamos dos veces y en cuanto una amiga del grupo nos narró en que consistía, decidimos aventurarnos a ir a ese lugar en el cual sentir la sensación a muerte en cada metro de las 20 hectáreas de sus edificaciones, era normal.


Al haber pedido permiso en el trabajo para realizar el tramite correspondiente para mi matricula, era el encargado de comprar las entradas para el tour, luego de mi matricula lo hice y todo estaba listo para la hora de partida. Trate de dormir lo que pude, me bañe y partí rumbo al punto de encuentro pactado.
Y ahí estábamos en la cola del bus, los diez compañeros de trabajo que íbamos a partir. Ingresamos y una guía nos empezaba a narrar algunas historias de los lugares por los cuales pasábamos mientras llegábamos al cementerio.
Así fue como nos encontrábamos frente a la puerta de ingreso de esa obra de arte, que más que un cementerio se erguía frente a nosotros como una verdadera joya arquitectónica, de repente construida de esa manera por la oposición en ese entonces de tener un cementerio cerca o en medio de la ciudad.
Nos preparábamos para nuestro ingreso, prendí un cigarrillo para tratar de compensar un poco el frío y el estado anímico por el que pasaba, no era el de los mejores; días antes habían pasado una serie de sucesos que en parte también, ahora creo yo contribuyeron a poder percibir muchas cosas dentro.
Ingresamos y la guía empezaba a narrar algunas cosas en referencia al cementerio, era impresionante como un lugar que alberga el descanso eterno de muchos cuerpos, pueda albergar impresionantes edificaciones, mausoleos y criptas construidas de tal manera que muchos vivos envidiarían tener algo igual. El cementerio albergaba muchas personalidades, mucha gente importante dentro de esas mas de doscientas mil almas que ahí descansan, o por lo menos eso creíamos.
La temática de esa noche era referente al día de la mujer, motivo por el cual nuestro recorrido se avocaba a eso en su gran parte, pasando por hermosos mausoleos y tumbas. Y así fue pasando nuestro tour, sin ningún percance y hasta cierto punto agotador. Estábamos ya llegando al final del mismo, cuando nos dimos cuenta que nos estábamos salteando el pabellón de los suicidas, muy comentado por sus diferentes historias que de ahí emergen. así que a solicitud de la mayoría del grupo hicimos que la guía nos lleve aunque sea por un momento ahí, teníamos la necesidad de presenciar o tener algún tipo de sensación que no fuese normal. Camino a dicho pabellón todo transcurría con normalidad cuando nos percatamos que una de las chicas de nuestro grupo vio a alguien caminando en paralelo a nosotros, trate de no tomarle importancia cuando me percate que mi amigo también parecía haber visto lo mismo, no lo dudó, cogió su linterna y se fue para allí, no lo pensé mas y empecé a seguirlo para ver que había pasado. Me dijo haber visto a alguien caminando por ahí  alguien que no era del grupo, pero cuando llegamos no había nadie. Una extraña sensación nos albergó y decidimos regresar con el grupo. Llegamos al pabellón de los suicidios, y al ingresar a ese pabellón sin salida el ambiente era muy tenso, la respiración se dificultaba y veíamos como muchas personas del grupo no llegaban ni a la mitad y optaban por regresar, entre ellas las chicas de nuestro grupo. Nos percatamos que del grupo de diez solo ingresamos cuatro con la guía, la cual contaba algunas historias que de los nombres en las tumbas emergían. El ambiente era un poco tenso, las fotografías en las cámaras aparecían plagadas de puntos blancos, según nos indica la guía de almas que por ahí transitan. No prestamos mucha atención a las historias que contaban ya que el tema de ese entonces era el tratar de explicar que había pasado denantes. Decidimos regresar a ver a las chicas que en la entrada del pabellón esperaban. En vanos intentos por tratar de convencerlas, continuaba conversando con mi amigo, cuando en ese instante me señaló al otro lado del corredor, vimos otra vez la misma silueta caminando por ahí, en ese momento traté de mostrarme escéptico tratando de argumentar que podría tratarse de un guardia del cementerio que suelen transitar por ahí, pero ya la duda estaba implantada.
Viendo a mi compañero dirigirse para ver de que se trataba, y tratando de sacarme la duda de encima, lo seguí y nuevamente tratamos de ver que estaba pasando, dejamos atrás al grupo y fuimos en busca de una explicación. La caminata de aquel ente era lenta, motivo por el cual nos sorprendimos al llegar por donde había pasado y no divisarlo. Con mucha duda aún, tratamos de ir por donde consideramos podía haberse dirigido. Nos sorprendió mucho ya casi habiendo llegado al final del cementerio, ver nuevamente esa figura en el último de los pabellones y alejado de nosotros. En ese instante dudamos en seguir, ya que estábamos muy alejados del grupo y el silencio era escalofriante, pero decidimos continuar. Estábamos ya en el último corredor del cementerio y pues ya no llegamos ver nada, nos encontramos en un pasillo en una esquina todavía con muchas dudas de lo que había pasado. Estábamos parados, conversando al respecto, cuando nos dimos cuenta que de una de las esquinas y a unos diez metros de nosotros nuevamente lo pudimos ver, esta vez nos dimos cuenta que su recorrido desencadenaba en nuestra ubicación. Nos quedamos parados, sin reacción, no nos movíamos, apenas podíamos pronunciar algunas palabras y entre ellas tratábamos de dar explicación a ello, yo seguía tratando de argumentar que podría tratarse de un guardia, pero mi compañero rápidamente desbarató esa teoría con el hecho de que si fuese un guardia no permitiera que nosotros estemos ahí, lejos del grupo y en un lugar donde no debíamos estar. Aún no mostrábamos reacción alguna, ni miedo ni sensación alguna, era como si no tuviésemos sentimiento alguno mas que un vacío que no te deja reaccionar. El espectro seguía acercándose lentamente hacia nosotros, y nosotros haciendo vanos intentos por tratar de distinguir de que se trataba pues no se llegaba a distinguir nada. Cuando ya estaba a aproximadamente cinco metros de nosotros, es como si hubiésemos reaccionado, como si un chispazo nuevamente nos hubiese vuelto la razón. Solo atinamos a caminar lentamente de ahí, para luego mas conscientes de lo que había pasado emprender la carrera tratándonos de juntar con el grupo que ya lejos de ahí estaba.
Llegamos a encontrar al grupo, todos se sorprendieron de vernos así, de manera involuntaria empezamos a sudar frío y la palidez no tardó en apoderarse de nuestros rostros, solo atinamos a tratar de explicar rápidamente lo que había pasado, y pues la sorpresa se apoderó del grupo. No volvimos a hablar hasta el bus, donde ya sentía que la cabeza me empezaba a pesar y pues un agotamiento extremo se estaba apoderando de mi. A duros esfuerzos logré llegar a mi casa, saludé por compromiso y me dirigí a mi cuarto, me eche en mi cama tratando de replantear lo que había pasado, pero no lo conseguí, en cuanto menos me di cuenta ya había conciliado el sueño.

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