sábado, 1 de marzo de 2014

CRONICA DE CEREMONIA DE PROMOCION- PARTE I (31/01/2014)

Por Jefferson Valdivia

Viernes 31 de Enero del 2014, 1:00 am. No, aunque muchos pensarán que no dormía por los nervios del día de la ceremonia de graduación, en realidad me encontraba en las instalaciones de un cliente trabajando. No me quejo, auditoría me gusta y cuando algo te gusta las horas durante el día se pasan de una manera descomunal. A pesar de eso, sentía que el sueño me vencía y el cansancio de la semana se estaba acumulando. Mis encargadas me habían dicho que me podía ir temprano, pero me resistí a hacerlo y continué trabajando. 
Alrededor de la 1:30 am me acordé que iba a dar uno de los discursos en la ceremonia y no lo había preparado, reaccioné y hable con mis encargadas y en algunos minutos más el taxi estaba fuera de las instalaciones esperándome para llevarme a casa.

Dos y media de la madrugada llegué a casa y mientras me cambiaba y acomodaba eran las tres de la mañana. Traté de conciliar el sueño sabiendo que tenía pendiente escribir un discurso.
Seis de la mañana estaba de pie, aún con sueño pero de pie, sólo tenía poco tiempo para escribir mi discurso pues luego tenía que ir temprano al centro de Lima. Tomé un poco de café y prendí un cigarrillo, necesitaba pensar que iba a escribir, que palabras escoger. Por diez minutos me senté a pensar antes de escribir, recordando aquellos libros de Miguel Ángel Cornejo, recordando lo que había leído de la historia de mi Universidad, recordando frases célebres de personajes célebres, trayendo a la memoria el buen libro de Alan García “Pida la Palabra”, conjugando cada verbo, cada palabra, imaginando el escenario, imaginando el contexto, imaginando el discurso.
Prendí mi laptop que tiempo tenía sin ser encendida, divisé la hoja en blanco con un símbolo parpadeando que me invitaba a empezar el que seguramente sería el discurso más importante que iba a dar, hasta ese día. Dejaba que las ideas fluyan, dejaba que cada palabra se sincronice con las siguientes y que encuentren en cada uno de sus párrafos la armonía que un discurso debe de tener. A pesar de todo, tenía que ser consciente que sólo iba a tener cinco minutos para pronunciar mi discurso, por lo que medí mi tiempo a la vez que imaginaba como lo iba a decir. Era el texto que más rápido había escrito, considerando que iba a ser el discurso más importante hasta ese día el tiempo que dediqué al escribirlo inclusive fue menor al que dedico a los post de mi blog.
Acabé y lo guardé en mi memoria USB pues mi impresora estaba sin tinta. Me di un duchazo cuando noté que el día ya iba aclarando. Mi terno se encontraba listo, mi camisa planchada, mi reloj a la espera de ser puesto en mi muñeca para ayudarme a medir mi tiempo y mi corbata a la espera de ser anudada. Hice todo de manera rápida y sin darme cuenta ya me encontraba en el taxi rumbo al centro Lima, la razón era ir a sacar dinero de los fondos de mi promoción para ir a pagarlos a la empresa que organizaba el evento. Por una extraña razón la empresa decidió dejar de lado las transferencias bancarias que más seguras resultan ser y optar por el pago en efectivo, extraño pero a pocas horas de la ceremonia no había tiempo para discusiones ni nada por el estilo. En las instalaciones de la empresa noté que todo el equipo se estaba desplegando a las instalaciones del evento e imaginaba que mis compañeros seguramente estarían ahí, frescos y tranquilos mientras que uno tenía que estar correteando a pocas horas del evento. Mientras esperaban que otros integrantes de la promoción llegaran, aproveché para tomar un descanso y me quedé dormido por algún rato.
Cuando desperté era momento de ir al que seguramente es el mejor auditorio de Lima, el auditorio del Colegio San Agustín, separado casi con un año de anticipación por la gran demanda que éste tiene. Llegamos y ya la mayoría de mis compañeros se encontraban ahí, cambiados y sonrientes recibiendo sus estolas para ir a la sesión de fotos para el anuario. Entré rápidamente a los vestuarios, me mojé la cara para mantenerme despierto y me alisté. Cuando salí vi un grupo de personas que estaban ahí, a pocas horas de vivir un momento inolvidable, a pocas horas de hacer que se lleve a cabo el evento más emocionante de nuestras vidas. Mientras miraba a todos me preguntaba si es que realmente muchos de ellos merecían el momento, pero no era asunto mío cuestionarme aquello. La mayoría aprovechaba el alquiler del vestuario para sacarse la mayor cantidad de fotos posible para las redes sociales, otros empleaban su tiempo conversando y riendo, por mi parte trataba de tomar todo con humor, era la mejor manera de mantenerme activo y despierto. De tanto en tanto, sentía que el cansancio me vencía, pero la emoción me sobreponía y me mantenía despierto.
Ya en la cola para las fotos, todas las chicas se veías más guapas que de costumbre, no digo que no lo sean siempre, pero horas de maquillaje y peluquería resaltaban esa belleza natural que ya poseían, noté también que una chica estaba embarazada y verla con la toga puesta resultaba curioso.
Cuando estaba en aquella instalación del segundo piso del auditorio debidamente equipado con un equipo profesional de camarógrafos, noté que las ojeras eran evidentes y me resigné a salir en todas las fotografías con las mismas, un recuerdo de graduación de auditoría.
Ya con todos fotografiados, se iba a llevar a cabo el ensayo final antes de la graduación. Lamentablemente no había estado en el ensayo previo en el auditorio por falta de tiempo, pero era un gran momento para actualizarme un poco. El ensayo final se desarrolló con humor por parte del maestro de ceremonias, las horas iban avanzando y habían indicios de que ya se hacían colas por parte de las familias en las afueras del local. Aprendí mi pauta para ver en que momento tenía que entrar a decir mi discurso y traté de memorizarme el cronograma de actividades que se iban a dar durante la ceremonia, el pararse, sentarse, acomodarse el birrete, etc, una serie de actos protocolares que son normales en ceremonias de este tipo.
Acabado el ensayo final veíamos que ya todo estaba quedando listo, se probaban las luces y los micrófonos, un despliegue logístico impresionante, digno de un momento así. En orden nos dirigimos a la entrada principal para la foto oficial de la promoción, nos ordenamos y se hicieron la mayor cantidad de fotos posibles. Para refrescar el momento, por parte de la empresa organizadora se nos invitó una copa de pisco sour a cada uno, vaso que no deje pasar por alto y que seguramente hacía falta por lo sofocante que el clima se estaba poniendo. Aprovechamos para respirar aire puro por última vez y a pocos minutos de que todo inicie ingresamos al auditorio nuevamente.
Ya dentro, con el telón bajo, los minutos pasaban cada vez más rápido, la música de fondo se iba dejando escuchar y nosotros no podíamos ver que había fuera. Ya habían pasado más de las cinco, hora del evento, pero por la cantidad de público ingresante aún no se podía iniciar el evento.
Dentro, con un grupo de compañeros aprovechamos los minutos disponibles para hacer una oración, por parte de un compañero, a nombre de una amiga de nuestro salón que estaba pasando un momento muy complicado en su vida, por lo que creímos conveniente hacerlo. Algunos aguardaban pacientes en sus lugares, otros aprovechaban para tomarse fotos todo lo que podían y algunos sólo esperaban pacientes a ser llamados para el inicio de la ceremonia.
En algún momento escuchamos el llamado del maestro de ceremonias, el momento había llegado. Con unas carajeadas los impacientes estudiantes que en minutos iban a ser graduandos se calmaron y aguardaron pacientes a que el evento más importante de sus vidas de inicio.
Y se abrió el telón…

2 comentarios:

  1. Admiro tu capacidad descriptiva, nos lleva a formar parte del escenario, felicitaciones y sigue transportándonos a tu mundo y a tus vivencias. Espero con expectativa la segunda parte.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, en los momentos que tengo oportunidad no me desligo de mi blog para seguir compartiendo más vivencias y escritos. Gracias por leerme...

      Borrar

Gracias por comentar...