domingo, 31 de marzo de 2019

TRES MESES


Jaime Velásquez se despertó muy temprano en la mañana, su corazón latía aceleradamente, miró con desesperación el reloj y los luminosos números le decían que eran las tres de la mañana. Nuevamente había sido víctima de una horrenda pesadilla, aquella en la que podía ver su cuerpo recostado y con gran impotencia a sus familiares llorando alrededor suyo. No era la primera vez que soñaba algo así en su vida, lo curioso era que las veces anteriores habían sido dentro de la misma semana.