domingo, 1 de febrero de 2015

ME GUSTA- NO ME GUSTA

Por Jefferson Valdivia

Me gusta leer cuando tengo algún tiempo libre, porque me maravilla la manera en que otros construyen otra historia, te meten en ella, se apoderan de tu mente y te desprenden por momentos de la realidad.  Me gusta leer a Bayly cuando estoy aburrido, porque a pesar de no ser literatura, igual me entretiene, me gusta leer a Dan Brown cuando quiero pensar diferente al resto, porque siempre he querido pensar diferente,  me gusta leer a Cornejo cuando quiero motivarme, porque a veces necesito motivación.

No me gusta leer lo que yo escribo, porque al igual que leer, sólo lo hago cuando tengo ganas de hacerlo y sólo por diversión. Porque me permito ser cualquier persona y adoptar cualquier personalidad. Sólo lo publico porque hay algunas personas por ahí que disfrutan lo que yo disfruto.

 

Me gusta el inverno, porque encuentro paz; porque me pone de buen humor; porque siento que puedo hacer las cosas tranquilo; porque siento las calles más tranquilas; porque la gente es más pasible y por tanto más razonable.

No me gusta el verano, porque el terno me incomoda en esta temporada, porque la gente vive más acelerada, porque no puedo disfrutar de un buen café caliente, porque las calles se vuelven intransitables, porque el bochorno es indescriptible, el mal humor en la gente se vuelve insoportable, y el mío peor que el de ellos, porque no puedo salir a caminar con la tranquilidad de inverno sin que las gotas de sudor se aproximen constantemente, y por muchas cosas más que no pretendo continuar describiendo por el respeto a los que si gustan de esta temporada, detestable para mi.

Me gusta fumar un cigarro de vez en cuando, porque me relaja, porque me despeja, porque me calienta cuando hace frio y porque hace que no me choque el trago cuando salgo a divertirme.

No me gusta fumar, cuando a veces me acuerdo que podría morir de cáncer al pulmón o me acuerdo de todas las imágenes que hay en las cajetillas de cigarro. Luego me olvido de eso y sigo.

Me gusta tomarme un trago  los fines de semana, porque siento que hago una pausa a mi agitada vida y me olvido de todo. Un trago con hielo en el verano, un trago con hielo en el invierno. Siento que ameniza las conversaciones, las vuelve más bufonescas, más picaras y más interesantes.

No me gusta tomarme un trago, cuando a veces siento que se nos ha pasado la mano y pasamos de lo humorístico, a lo ridículo y muchas veces al olvido.

Me gusta la política, porque es diplomática, es sucia, es vil, es fascinante, porque muestra al ser humano en su máxima expresión: de disputa por los intereses personales, disfrazadas de un interés para el común colectivo, de manipulación a las grandes masas, por partes de las pequeñas masas, por el intento de seguir insistiendo con la democracia, siendo esta la peor forma de gobierno excepto por todas las demás (Winston Churchill), porque la política peruana es divertida, bufonesca, es una selva llena de fieras que se arañan día a día por una gota de poder.

No me gusta la política, porque aún no puedo ser parte de ella.

Me gusta el fútbol, porque es apasionante, porque te hace vibrar de una manera que otros deportes no lo hacen, porque la persona más racional se puede volver la más irracional de un momento a otro, porque un gol sólo podría ser comparado con el mejor de los placeres de la vida y porque una derrota te puede poner de peor humor que el verano, descrito líneas arriba por mi.

No me gusta el fútbol, porque seguramente no cumplí con el deseo de niño (como de muchos otros seguramente) de ser futbolista.

Me gusta dormir poco, porque aprovecho más el día, porque entiendo que cada día que pasa no volverá nunca más en la historia, porque levantarme temprano un domingo en la mañana me permite contemplar el amanecer que muchos otros no contemplan por dejarse envolver en los brazos de Morfeo.

Me gusta dormir mucho, o me gustaría hacerlo, el día que tenga ganas para eso.

Me gusta mi trabajo, porque me hace sentir productivo en una sociedad muchas veces improductiva por la ociosidad, por el consumismo compulsivo que conlleva al endeudamiento más que al ahorro. Me gusta mi trabajo, porque decidí que me guste, porque fue lo que elegí, y sólo por el momento es lo que quiero seguir haciendo. Me gusta amanecerme trabajando de vez en cuando, porque disfruto ver como otros se quedan dormidos mientras sigo despierto.

No me gusta mi trabajo, cuando a veces siento que me aleja de mis seres queridos.

Me gusta la tecnología, porque siento que hace nuestro mundo más productivo, nuestras vidas mes entretenidas y nuestros trabajos más interesantes.

No me gusta la tecnología, cuando el sonido del celular puede interrumpir una buena conversación, cuando una publicación en Facebook puede tumbar tu reputación social de un momento a otro, o cuando tienes que de casualidad o leer cosas de otros que no te interesan.

Me gusta disfrutar de una buena conversación, en ambientes cómodos con mis amigas, en ambientes bulliciosos con mis amigos, sin interrupciones tontas con mis amigas, con interrupciones tontas con mis amigos, con las anécdotas de mi familia y de aquellos que no veo tiempo.

No me gusta una conversación, cuando esta puede ser incómoda. No me gusta hablar de religión con mi familia, porque siento que su opinión con respecto a mí puede cambiar de un momento a otro. Porque tengo que guardarme lo que pienso por el simple hecho de no perderlos, en unos tiempos donde insinuar no creer en algo que muchos creen, puede ser más condenable que decir que consumes drogas o eres narcotraficante. Porque no interesa cuando bueno seas con el resto si es que no crees igual a los mismos, porque igual te irías a un lugar al que todos evitan ir al final.

Me gusta dar consejos, porque me complace ver como ayudo a solucionar a otros sus problemas.

No me gusta dar consejos, porque muchas veces yo no los aplico.

Me gusta ser polémico, porque la polémica hace que otros piensen en muchas cosas a la vez.

No me gusta la polémica, cuando esta se me va de las manos.

Me gusta el conocimiento, porque es el mejor placer de la vida.

No me gusta el conocimiento, porque muchas veces te hace evitar las tonterías que hacen más interesante la vida.

Me gusta tener todo controlado, porque a cualquier le gustaría tenerlo.

Me gusta perder el control, porque a cualquiera le gustaría perderlo de vez en cuando también.

Me gustan muchas cosas más, no me gustan muchas otras cosas más también. Me gustaría que me gusten más cosas, pero luego recuerdo que no me gustan y ahí quedan.

Me gusta ser siempre diferente, porque las personas diferentes hacen cosas diferentes, no mejores, no peores, sólo diferentes.

Me gusta que las personas estén conmigo y me acepten por ser como soy, porque si no gustan hacerlo, es mejor que no estén leyendo esto.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por comentar...