viernes, 1 de mayo de 2020

Cuidado con el populismo


Por Jefferson Valdivia

Está claro que nos encontramos viviendo un tiempo sin precedentes a raíz de una pandemia que ha puesto en jaque al planeta entero. El coronavirus ha venido y parece no tener intenciones de irse, por lo menos en el corto plazo.
Nuestro país no es la excepción frente a ello y desde ya hace varias semanas nos encontramos en una etapa de "distanciamiento social" que ha confinado a los ciudadanos, como en varios países del mundo, a sus hogares.

Las semanas pasan y al parecer la situación se está desbordando. No había que ser adivino para anticipar que en un país como el nuestro, con una infraestructura e inversión paupérrima en el sector salud era cuestión de tiempo para que llegáramos a la situación en la que poco a poco nos vamos sumergiendo y que al parecer no encontró una solución más que pretender seguir confinando a la gente en sus casas. Esta no es la solución, pero en lo personal, tampoco creo que hayamos tenido muchas opciones más. El virus avanzó de una manera acelera y desproporcionada desde aquel día del paciente cero y no creo que ningún país en el mundo haya estado preparado para esto. No es responsabilidad del Gobierno lo que está pasando, puesto también es cierto que el actual mandatario heredó una papa caliente de varios años de inactividad en el sector salud, y porque no decirlo, en sectores como educación. 
Pero lo que no podemos dejar escapar es la serie de medidas que desde que inició la pandemia se han venido tomando al respecto. En pleno siglo XXI no podemos estar usando métodos del siglo XIV, cuando en Venecia se desató la peste negra y se envió a toda la gente a cuarentena para controlarla, pero como mencioné anteriormente, nadie estaba preparado para esto. Sin embargo, la medida se fue alargando y tampoco la gente, cercando principalmente mi apreciación para nuestro país, hizo mucho para que esto mejorara. Cada semana que pasa parece ser más complicado lograr que todos permanezcan en sus hogares. No es para menos, en un país como el nuestro donde los índices de pobreza si bien es cierto han disminuido con los años, no han desaparecido del todo, y su disminución también está ligada a que parte de la población haya encontrado sustento económico en el sector informal. Si ya de por si el sector formal se encontró en graves aprietos con estas medidas de cuarentena, cae por su propio peso las consecuencias que hubo para el sector informal y para todos aquellos trabajadores, y sus familias desde luego, que se sostenían de ello. 
Esto ha empujado a que ya a estas alturas, pretender seguir en cuarentena no sea viable. Como lo mencioné en anteriores posts, estamos batallando entre una delgada línea entre morir por un virus o morir de hambre. Las proyecciones económicas para este año (2020) han sido duramente castigadas frente a lo evidente de la situación y el porcentaje de desempleo también. La reactivación económica probablemente se de, muy lentamente pero se de. Se han tomado medidas muy cuestionadas por parte del MEF, pero creo que solo el tiempo juzgará si fueron eficientes o no, estamos en un ambiente con una gran incertidumbre y a estas alturas pretender proyectar algo o estimar algo podría ser no del todo acertado.
Pero hay una cosa que si es cierta y esto es que la pandemia va a pasar. La historia ha demostrado que las pandemias de una manera u otra han pasado. Llegaremos a un pico de contagios y la curva empezará a bajar. No sabemos cuándo ciertamente, pero lo haremos. Junto con ello, es evidente que el desastre económico por el que estamos atravesando, también hará lo propio. Vamos a atravesar por un período muy duro de recuperación, pero de una manera u otra lo superaremos como anteriormente (por ejemplo, luego de los estragos del terrorismo) lo hemos hecho. 
Y es acá donde hago alusión al título de mi post. Acá es donde empiezo a ser impopular. 
Las últimas semanas hemos sido testigos de cómo una serie de actividades y medidas se están llevando a cabo, en el momento tal vez menos oportuno para hacerlo. Es conocido ya a estas alturas, que nuestro actual presidente siempre ha llevado a cabo medidas que lo han puesto en las preferencias de las encuestas. Como una vez comentó un conocido economista en un webinar de los que tuve oportunidad de participar y con el que comparto plenamente su acertada apreciación, es que Vizcarra es un presidente que resulta ser un buen gestor en momentos específicos de crisis, pero luego de ello, no. Haciendo un análisis muy objetivo, como lo que pretendo hacer en este post, desde que el presidente asumió el cargo, solo lo hemos visto actuar en dos tiempos: cuando empezó su desenfrenado enfrentamiento con el anterior congreso, lo cual lo puso casi al mismo nivel de un héroe nacional; y cuando pasó ello y nuevamente empezaba a pasar desapercibido por todos, y por supuesto de las encuestas, cuando le tocó asumir la actual crisis a raíz de la pandemia, donde casi a diario, acertadamente casi a la hora de almuerzo, lo vemos dirigirse al país entero hablar por casi una hora u hora y media, lo mismo que probablemente se pueda resumir en un comunicado de 5 minutos de lectura, a lo mucho. Luego de ello, no recuerdo algo relevante de su gobierno. 
Por otro lado, tenemos a un Congreso relativamente joven. Un congreso que por cierto se encontraba muy cuestionado por los candidatos que habían alcanzado una curul y que probablemente fueron inesperados (principalmente, el FREPAP por ejemplo). A pesar de ello, algunos personajes en particular de nuestros queridos "padres de la patria" parecen tener intensiones más allá del corto tiempo, más corto aún con la pandemia, que les queda antes que su mandato termine, y se han aventurado con una serie de medidas que han calado en "en el corazón de la gente" y los ha puesto como los modernos superhéroes del pueblo. Es peligroso cuando un político tiene las encuestas y el clamor del pueblo de su lado, les permite hacer casi cualquier cosa sin importar las consecuencias de las mismas. Es irresponsable, es inoportuno, es negligente de cara al futuro, sin fundamento y muchas veces antitécnico. Pero nada de lo anterior importa cuando sólo necesitas, en mayúscula, darle a la gente, lo que la gente necesita oír o tener.
Un claro ejemplo de ello: los fondos de AFP. Ahora leo estupefacto como en redes sociales la gente de un momento a otro, se han convertido en inversionistas, en corredores de bolsa, en visionarios, en emprendedores y en mucho más. Reclaman con mucho entusiasmo y energía, aquello que les pertenece. Aquello que justamente consideran es de ellos, aquello que mes a mes se les ha descontado para su jubilación y que se les ha hecho creer, que están perdiendo en las manos de las AFP (pérdida que por cierto se materializaría si haces efectivo el retiro del dinero, mientras tanto y considerando que es un fondo de jubilación probablemente genere más ganancias que los negocios que ahora muchos creen poder llevar a cabo). Y es que la realidad es esa, somos uno de los países con menor cultura de ahorro. Es cierto que el sistema de pensiones necesita una reforma y el ejecutivo hace pocos días la propuso, pero el congreso no acepta ello, el congreso necesita darle ahora a la gente su 25% porque su tiempo se acorta y por ende sus pretensiones están a la vuelta de la esquina. Irresponsable empujar a que la gente retire sus fondos y que materialice su pérdida realmente en esta coyuntura. Y no contentos con pretender liberar el 25%, que por cierto ya carecía de un sustento técnico ya que hasta ahora no encuentro en ningún lado porque 25% y no 35% o no sé, se me ocurre 50% ya que suena más bonito, ahora también se pretende liberar el 100%. Cien por ciento hoy, es casi de terror leer algo así. Un fondo que tenía un fin de jubilación, como también tiene su propio fin un fondo de CTS, como también tiene su propio fin tu gratificación o como también tiene su propio fin el aporte que las empresas hacen a ESSALUD. Un fondo de jubilación que ya hoy ha sido completamente desnaturalizado. 
Es fácil decir es mi dinero, cuando ya hay un fondo de una buena cantidad que a la fuerza te han hecho ahorrar. Pero yo me pregunto si en condiciones normales, donde nadie te haya obligado a aportar a la AFP si quiera hubieras podido llegar a ahorrar la mitad de lo que hay hoy en ese fondo, en ese forzoso fondo que te han hecho depositar mes a mes. Creo que en la conciencia de cada uno quedará si realmente es así. Ya que es muy fácil dársela de inversionista hoy, pero si fuese así, tal vez te deberías cuestionar porque antes no tuviste la capacidad de invertir una parte de lo que mes a mes ganabas. 
Parecer ser que el periodo de cuarentena ha representado la oportunidad, lamentable, para algunos personajes para presionar medidas inconsistentes que pueden resultar a simple vista "a favor del pueblo" y "pensando en el pueblo" pero que a la larga no necesariamente es así. Hay algunos que ya anteriormente han sido parte de un gobierno, no recuerdo haber escuchado nada al respecto en ese entonces. 
Lo que es cierto, es que esto pasará, la crisis económica también y probablemente, si el virus no nos hace abandonar el mundo, llegaremos a jubilarnos. El populismo ha calado tan hondo que ha llevado a pensar a la gente que "probablemente no llegaremos a disfrutar de nuestra jubilación". Tengamos cuidado con esas ideas trasnochadas. La pandemia va a pasar y medidas irresponsables tomadas hoy, pueden llegar a meternos en más problemas mañana. 


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