domingo, 9 de noviembre de 2014

LA TRISTE REALIDAD DE LAS ELECCIONES UNIVERSITARIAS

Por Jefferson Valdivia

Desde que tengo uso de razón me gustó la política. Me crié en un ambiente donde hablar de política era muy común, tuve como un gran referente a mi abuelo materno Nazario Asenjo (QEPD), quien desde que era muy pequeño me conversaba de política como si fuese una persona de su edad. Eso me ayudó a ser crítico, eso me ayudó a ser analítico, fue aquello lo que me enseño a no ser indiferente a la política, fue aquello lo que me ayudó a entender la necesidad de la política como medio para lograr objetivos,  fue aquello lo que me empujó a estudiar cinco años de mi vida, en la universidad en la cual yo quise estudiar y finalmente, fue en conjunción de todo aquello que me permito escribir unos párrafos con respecto a un tema del cual no puedo ser indiferente, con el perdón y la venia de los “expertos”.

Me puedo dar el gusto de decir, a diferencia de muchos que disparan comentarios, que acabé mi carrera en la universidad en la cual yo quise estudiar, en la universidad que yo elegí desde un inicio y por tanto en la universidad a la que defendí y defenderé en todas sus instancias. Tengo que dejar en claro que el siguiente artículo no funda su idea central en escupir letra a grupos políticos de las universidades, menos de la mía, porque no es mi intención seguir friccionando más aun el bloque estudiantil que tan dañado está.