Por Jefferson Valdivia
“Jaime”, mencionaste mi nombre de una manera que me hizo perder la concentración. Miré a mi alrededor, estábamos en aquella cafetería popular de la ciudad, no sabía como había llegado ni en que momento quedé en encontrarme contigo, te había estado evitando por algún tiempo y de pronto estabas sentada frente a mi, me mirabas con extrañeza y me preguntaste si todo estaba bien, asentí tímidamente forzando una sonrisa nerviosa para tratar de no espantar a mi acompañante con mi aparente reacción.